lunes, 2 de octubre de 2017

EnAMORate

Creo que algunas personas - como yo - nunca sabremos amar bien, o al menos, no a una persona.

Tenemos altas expectativas, somos vulnerables, románticas, creemos en cuentos de Disney y aunque sabemos que no son reales, nos gustan los príncipes azules con chaqueta de cuero y moto a tres metros sobre el cielo.

Estamos enamoradas, #toelrrato, aun solas estamos enamoradas, tristemente enamoradas de algo que no puede ser, un sueño, un sentimiento... el amor.

¿Y si de quién realmente estamos enamoradas es del propio amor?

Esa pregunta lleva días torturándome. ¿Por qué duele tanto estar al lado de la persona que has elegido?
¿Por qué exiges tanto?
¿Por qué no eres feliz si no sientes las mariposas noche sí, mañana... también?

Y sobre todo... Por qué sigues ilusionándote con el simple hecho del amor cuando tu corazón está a medias.

Creo que estamos tan enamoradas del amor que aunque la persona que tienes al lado no te haga cien por cien feliz, sigues persistiendo, empujando, remendando, solo por sentir como baila tu corazón un día más, un ratito más, solo un momento más. Y el simple hecho de entender que eso puede morir, es suficiente para no querer aceptar que no puede ser, que no va a ser, que no va a funcionar, que vas a tener que renunciar tarde o temprano y vas a tener que pasar ese mono sentimental quizá un par de años de nuevo. Quizá menos.... seguramente más.

Y es de cobardes no admitir que tienes que dejarlo ir, que tienes que cerrar los ojos y soltar lastre. Sí, es de cobardes... Pero de cobardes felices, y enamorados.

domingo, 9 de julio de 2017

En qué momento me acostumbré a esto. A este sentimiento. Esta sensación. A este vacío de emociones.

En qué momento me acostumbré a que desapareciera y no llamará más. A qué apareciera de repente con un montón de excusas mal elaboradas y un millón de promesas a medio empezar. En qué momento me acostumbré a saber que volvería a pasar, que volvería a doler, que volvería a esperar aquel mensaje que siempre llega, a medias, pero llega.

En cual de todos me he hecho a la idea de que esto del amor no es para mí, que nadie me va a querer tan bien como me merezco, ni mucho, ni poco, tan sólo mejor. Cual fue el instante en el que me di por vencida en esto de sentirme querida, valorada, sentirme su "todo" y acabar siendo menos que nada.

Y por qué no llega el momento de darme cuenta de que puedo cambiarlo todo, que la decisión es sólo mía, que duele, sí, pero como todo en la vida... el dolor... también pasa.


miércoles, 4 de enero de 2017

By your side 💓

Me pasé media vida huyendo de lo que me hace más fuerte. Evitando la fuerza que te da un abrazo a media noche, no queriendo sentir lo que un beso de despedida y un besayuno mueve dentro del alma. Y es que parece que con los años te haces más fuerte, pero más tonta. Y es que parece que uno se olvida de lo que significa que te esperen a la salida, que te inviten a un café, que te rocen la mano mientras vais andando... juntos.... por la calle.

No sé, es como si en un momento de nuestras vidas decidiéramos que queremos olvidarnos de ser felices, ¿por qué? Por qué queremos olvidar las llamadas a deshoras, las noches de sexo mirándose a los ojos, de sonrisas esquivas, de fingir que nos enfadamos mientras esperamos esos segundos hasta que te agarran por detrás y te besan en la nuca.

La sensación de oír una canción que estábais cantando unas horas antes en el coche, o el momento en el que te das cuenta de que te estás poniendo más guapa de lo normal porque esta noche sabes que irá a tu local, al de siempre, solo para verte. Y es que me gustan las personas que no ponen barreras a las emociones, que si te conozco de cinco días y parece que han sido quinientos.

Que manía con poner nombres y hacer común lo más maravilloso.
Que manía con quitar la magia a lo único.
Que manía con tener miedo a que se acabe lo que no ha empezado, y que manía con no dejar ni empezar lo que está claro que ya .... inevitablemente, ha comenzado.


"Y no me malinterpretéis, siempre he creído que enamorarse está sobrevalorado. Pero ilusionarse... eso que no nos lo quiten jamás en la vida."



lunes, 12 de diciembre de 2016

Cymru

Nos pasamos la vida buscando dónde encajar, con quién encajar y cuál es el mejor momento para que todas esas piezas encajen, también.

Buscando el mejor trabajo, el mejor sueldo, el mejor novio, el mejor sitio para ir a cenar el sábado, el mejor regalo de cumpleaños, incluso el mejor coche o la mejor "chica" para tu mejor amigo.

Te pasas la vida buscando de todo, en todos los sitios posibles, y cuando nos creemos que lo tenemos todo sentimos esa sensación de mierda dentro de nosotros.

Está bien, recapitulemos: tienes la mejor novia, la mejor casa, los mejores amigos, el mejor curro con el mejor sueldo, la mejor familia, el mejor coche y el mejor regalo de cumpleaños. Tienes todo, has encontrado todo lo que buscabas, sí... excepto una cosa que se te ha pasado por alto. Tanto tiempo buscando de todo, cuando lo único que tenías que hacer era tratar de encontrarte, sí, a ti.

¿Suena absurdo? Bien. Digamos que a todos nos ha pasado, tratamos de superar una relación BUSCANDO otra persona, tratamos de sobrellevar una vida totalmente monótona BUSCANDO otro trabajo, con un sueldo mejor para BUSCAR más cosas que comprar, más sitios que visitar una vez en la vida unos diez días cada seis meses. Y luego nos quejamos de que nos sentimos incompletos.

Incompletos porque es imposible hacer que una pareja, un buen trabajo o un viaje al año nos complete si no somos capaces de ser felices siendo felices. Así-de-simple. Ser feliz siendo feliz.

Sin truco. Sin trampa. Decidí intentar encontrarme y me fui 2.000 km al norte y me encontré con que no estaba tan rota como pensaba. Dejé un buen trabajo, dejé muy buenos amigos, dejé quizá al mejor de los chicos con lo que he tenido el gusto de coincidir en la vida, dejé a mi familia, y me encontré a mi, perdida en medio de una ciudad desconocida y siendo feliz simplemente siéndolo. Sin ganar mucho dinero, sin rutina, sin cadenas, sin miedos, sin red.

Todos tenemos un destino, una forma de vida, un lugar para ser felices siendo felices. Y creo que yo ya he encontrado el mío.

💓Welcome to Wales💓


martes, 19 de julio de 2016

Con las ganas,

Destino es decidir si vas a elegir coche o tranvía.
O que color de zapatos te conjunta mejor.

Destino es decidir si esa noche sales,
o te quedas comiendo helado.

Si eliges Madrid, o Getafe.
Si vuelves pronto, o te lías.

Destino es pensar cual de los dos te gusta más,
decidir si besarle o esperar a que te llame.

Destino es contarle - o no- tus sueños a un extraño,
si recordar su nombre o no volver a verle más.

Destino es elegir si dejarte querer,
si quererle, o dejar que otra le quiera.

(Y pensar, que aunque te equivoques, se puede remediar.)

No es algo, es alguien, eres tú, soy yo.
Destino somos nosotros, no es cómo, es cuándo,
es ahora, si quieres, o mañana, si no.
Destino es saber... si quieres arriesgarte, o no salir - nunca - de tu zona de confort.
Ni libros escritos, ni hilos rojos, ni azar, ni suerte.
Ni cósmico, ni circunstancial.

Destino es vida, la tuya, cómo, cuándo, y dónde TÚ quieras.


lunes, 6 de junio de 2016

Me besó.


Le conocí una noche, en un bar de mala muerte. - O de buena vida, según como se miré.-
Me pareció tan egocéntrico, tan prepotente, tan guapo.

Me miró, desde el principio. Puede que desde antes de haber entrado él ya me mirase.
Hablamos. Yo me perdí un poco entre su ego y mi dignidad. Entre el "ni de coña" y el "para cuándo".

Y cuánto más le hablaba más se reía. Y cuánto más se reía más le miraba. Y así, entre risa y risa, mirada y mirada, acabamos en pleno centro de Madrid, jugando a las películas y siendo más esquivos que sinceros.

"Eres diferente" Me dijo.
"Especial" Contesté.

Y ahí empezaron los fuegos artificiales, al lado de alguien que me costaba recordar como se llamaba.

Nos fuimos a no sé dónde, para terminar bailando ni se el qué.
Y bailamos.
Y bailamos.
Y bailamos.
Y me besó.

....

Me encantaría contarte todo lo que pasó después, pero... es que... me besó.

Él Me besó.

¿Qué importa lo demás?









viernes, 6 de mayo de 2016

Merécete

“Aceptamos lo que creemos merecer”  Llevo tanto tiempo dándole vueltas a esta frase que se me ha roto la razón por dentro. O reconstruido. Vete tú a saber.

El amor. La familia. La amistad.

Nos conformamos con lo que creemos que nos merecemos, y dejamos que la vida haga el resto. Nos arriesgamos a límite cero. Conseguimos todo aquello que está dentro de nuestra zona de confort. Evitando sufrir, caerse al vacío sin paracaídas, no nos gusta arriesgarnos.

Yo, sin ir más lejos. Acepté amores tóxicos. Me hice tóxica. ¿Y sigo tóxica? Bueno, quizás ya pueda hablar en pasado.

Porque desde que entendí que “aceptamos el amor que nos creemos merecer” empecé a sacar la basura a la calle; siendo yo mi propio hogar.

Entendí que quien te decepciona seis años te decepciona veinticuatro. Y que esa persona no es culpable de nada, la culpable eres tú, por creer que su sitio está en la vitrina acristalada en vez de en el cajón de la lavadora, con lo tóxico.

Entendí que nunca iba a ser feliz teniendo miedo. La muerte, las alturas, el avión. Viajar es lo más bonito que vas a poder hacer en la vida. Y aun sigo anclada a la tierra por miedo a tocar el cielo.

Entendí que cuando una persona te hace sentir que no eres buena, que cuando una amiga te hace sentir que tienes que ser alguien que no eres para ser mejor persona, para ser una madre con el mundo, hay que soltar amarras y subir el ancla, porque no hay peor sensación que tener el mar delante y no poder navegar; QUIERO SER LIBRE.

Entendí que la soledad no era una etapa, que la soledad se estaba convirtiendo en una forma de vida. Que conformarse con sentirse así no era sano. Y busqué el problema, y lo encontré, y además, coincidía con la solución: era yo.

Entendí que me arrepentiría toda la vida de no haberte dicho hace dos meses que te equivocaste. Que un puzzle no se completa con piezas iguales, y que tú has sido el único que ha conseguido encajar en este mundo imperfecto. Te faltó paciencia, a mi me faltó tiempo, y nos sobró lo más importante… El silencio. Ahora que ya es tarde déjame decirte que te recuerdo como lo más bonito que me ha pasado últimamente. Quizá siempre. Pero siempre era demasiado para nosotros.


Hace poco me dijo una buena amiga que los problemas hay que afrontarlos de frente, sin prisa, pero sin pausa. Así que he decidido, por una vez, ser valiente… Tirar la basura, echar anclas, decirte adiós...Y subirme al avión.